domingo, 30 de octubre de 2016

PHILIP GLASS: SINFONÍA 9 (2011)


PHILIP GLASS (Estados Unidos: 1937-)

Sinfonía 9 (2011)
Estreno: 1.I.2012 ( Linz, Austria / Bruckner Orchester Linz / Dennis Russell Davies)

I. Movimiento I
II. Movimiento II
III. Movimiento III

Duración aproximada: 51´
VG: 6

Discografía:
CD: Bruckner Orchester Linz, Dennis Russell Davies (Orange Mountain)

Otras sinfonías del autor:
- Sinfonía 1
- Sinfonía 2
- Sinfonía 3
- Sinfonía 4
- Sinfonía 5
- Sinfonía 6
- Sinfonía 7
- Sinfonía 8
- Sinfonía 10


Comentario: No me gusta Philip Glass. Puedo tolerarlo gracias a las puestas en escena de su música para teatro o sus bandas sonoras para cine (premio Óscar mediante), pero su música puramente sinfónica o instrumental me ha parecido una suerte de receta, a veces efectiva y otras, no tanto. Mantenía esta opinión cuando estaba oyendo sus diez sinfonías (y a la espera de su obra 11 en este género). Realmente interesantes sus primeros intentos en el género, perturbadores incluso. Eso es bueno. Después baja la calidad con una retórica difícilmente digerible, con sus obras por encargo, sus coros y solistas que no dicen mucho la verdad...

Entonces empiezo a oír esta Novena y mi impresión a los cuatro minutos es que estaba oyendo una absoluta obra maestra. Las eternidades y reiteraciones ya no venían de la receta minimalista, sino que acá aparecen surgidas del más profundo Schubert. En cierto modo, Glass pareciera estar deconstruyendo el gran Quinteto en do del maestro austríaco. Sin duda, los ecos de Schubert llegan a esta música de un modo emocionalmente sobrecogedor. Pero también está la Novena de Mahler y todo esto matizado por la inclusión maestra de la percusión. ¿Un Schubert con componentes étnicos? Sí, pero más que eso... 

El primer movimiento se abre de modo casi convencionalmente glassiano, con una cuerda a intervalos y los trombones asomándose como si se tratara de Muerte y Transfiguración de Richard Strauss. Al minuto y medio, aparecen Schubert y Mahler. Maravilloso efecto melódico en maderas. La música comienza a ganar dinámica y sobreviene la intervención perturbadora y maestra de la percusión y sus modos étnicos venidos de América Central. La ambigüedad entre angustiosa insistencia y catártica liberación expresada rabiosamente es increíble. Oímos el tambor casi como salido de la Leningrado de Shostakovich y asoma el milagro... la orquesta queda pegada reiterando su mantra y uno a borde del asiento porque presiente que viene algo dramático e indecible... y el asunto es que eso llega. En una primera audición uno solamente tiende a dejarse llevar sin desear que esto se detenga. Pura tensión que nos carcome emocionalmente. Después el asunto comienza a calmarse para terminar nuevamente, citando a Shostakovich y su increíble final de la Cuarta sinfonía.


El segundo movimiento es de una belleza casi irreal. La melodía del inicio pareciera ser música fácil, pero en realidad, ahora sí de modo evidente, es la casi deconstrucción del bellísimo adagio del Quinteto en do de Schubert. Para quienes amamos la obra del austríaco, es un momento de absoluto arrobamiento. Tras terminar la sinfonía, creo que volví a oír esto unas cinco veces seguidas. Belleza a un centímetro de ser edulcorada, pero no. Esto es de una sinceridad desarmante. Más todavía cuando sobreviene la sección central nuevamente con percusión y metales desatados. Insistencia casi desesperada y violenta. Creo que jamás los gritos habían tomado una forma musical tan elocuente y devastadoramente hermosa. A los 9:40, una cesura que recuerda las  pausas brucknreianas abre paso a una secuencia de melancolía mahleriana. Las campanas del final entonces llegan para avisar que esto se extingue.

El mismo esquema del primer movimiento pareciera repetirse en el tercero, pero está bien... en los tumultos de metales y percusión advertimos una bella y dolorosa melodía coral en maderas luchando por hacerse oír casi petterssonianamente. Sin duda, en los 9:40, está el gran clímax de la Novena de Mahler y de la Novena de Bruckner... y no desmerece al lado de estos monumentos, porque sobreviene una de las codas más bellas que haya oído. Mahler y su Novena sinfonía, Shostakovich y su Cuarta Sinfonía (nuevamente) nos indicaron el camino a la pregunta sin respuesta de Ives. Glass toma el testimonio y nos dice que la respuesta es polvo, sombra y nada. Música de la absoluta desolación. 

No me extrañaría que esta obra sea considerada una de las obras maestras del siglo XXI... 

Les dejo la Novena de Philip Glass desde Youtube.


lunes, 10 de octubre de 2016

EINOJUHANI RAUTAVAARA: SINFONÍA 6 "VINCENTIANA" (1992)


EINOJUHANI RAUTAVAARA (FINLANDIA: 1928-2016)

Sinfonía 6, "Vincentiana" (1992)
Estreno: ¿1992? (¿Filarmónica de Helsinki / Max Pommer?)

I. Noche estrellada
II. Cuervos
III. Saint-Rémy
IV. Apoteosis

Duración aproximada: 42´
VG: 5

Discografía:
CD: Helsinki Philharmonic Orchestra / Max Pommer (ONDINE)

Otras sinfonías del autor:
- Sinfonía 1. (Dos ediciones)
- Sinfonía 2
- Sinfonía 3
- Sinfonía 4
- Sinfonía 5
- Sinfonía 7
- Sinfonía 8


Comentario: Rautavaara es un maestro consumado. Puede hacer lo que desee con una orquesta. Sus ocho sinfonías abordan lenguajes distintos, pero, sin duda, en ellas predomina la tendencia hacia una expresión post-romántica con toques modernistas y vanguardistas. Esto, que puede ser muy peligroso, al maestro finés le resulta de un modo absolutamente natural. El resultado, como ocurre en esta increíble Sinfonía 6 es magnífico.

La Sinfonía se basa en material de su ópera "Vincent" sobre la vida de Van Gogh. La obra está orquestada de modo casi milagroso. Partitura amenísima que pese al peligro de usar un sintetizador comercial (para ilustrar casi ingenuamente el estado de perturbación mental del pintor) revela una propuesta seria que echa mano de una férrea estructura y un paisaje sonoro lujurioso, siempre cambiante. La Sexta aborda un lenguaje abiertamente romántico, coloridos impresionistas deslumbrantes, cierto éxtasis minimalista y toques vanguardistas, sin que se resienta jamás la unidad de estos 42 minutos.

Más allá de la anécdota de los nombres de sus movimientos, que aluden a pinturas y episodios de la vida del pintor, estamos ante el fresco sonoro de un artista poderoso, que al igual que otros sucesores de Sibelius, como Sallinen y Aho, es capaz de internarnos en los prístinos paisajes boreales con la suficiente cuota de inquietud y misterio. La Sexta es una obra de amplios espacios con sinceras pretensiones místicas que me parecen logradas, al menos en mayor grado que en sus sinfonías posteriores.

Para mí, La Sexta de Rautavaara es una obra maestra y la mejor sinfonía de su autor. 


Desde Youtube, la Apoteosis Final








domingo, 2 de octubre de 2016

PAUL BEN-HAIM: SINFONÍA 1 (1940)


PAUL BEN-HAIM (ISRAEL: 1897-1984)

Sinfonía 1 (1940)
Estreno: 1941 (Orquesta de Palestina (hoy Filarmónica de Israel) / ¿dirigida por el compositor?)

I. Allegro energico
II. Molto calmo e cantabile
III. Presto con fuoco

Duración aproximada: 32´
VG: 5

Discografía:
LP: Breslav Symphony Orchestra / Artur Rosenthal (Aries)
LP: Royal Philharmonic Orchestra / Kenneth Alwyn (CBS)
CD: NDR Radiophilharmonie Hannover / Israel Yinon (CPO)
DVD, CD, VHS: segundo movimiento; Berlin Philharmonic Orchestra, Israel Philharmonic Orchestra / Zubin Mehta (Arthaus Musik)

Otras sinfonías del autor:
- Sinfonía 2.

Comentario: Una sorpresa. La primera sinfonía escrita en el actual Israel... y es una obra maestra. La primera impresión es estar oyendo una mezcla de Hindemith con Mahler. El resultado es una partitura muy elocuente y expresiva, pero cuya férrea construcción evita los sentimentalismos.
El primer movimiento está sabiamente escrito: muy contrastado y brillantemente orquestado. Al rítmico y abrupto inicio sigue una línea melódica de gran belleza que despliega un amplio arco de auténtica grandeza. Hacia el final una marcha alla Shostakovich, (antes que Shostakovich) cierra de modo tan abrupto a cómo empezó esta espléndida música.
El segundo movimiento es una meditada y bellísima cantinela confiada fundamentalmente a cuerdas y maderas aunque es su canto llega a un clímax a orquesta plena muy expresivo. Quizá por este carácter de intenso lirismo no reñido con lo solemne este movimiento a veces se toca de modo independiente.
El tercer movimiento es una tarantella increíble y casi imposible para la orquesta, y que quizá nos recuerde a Bartok. El eco de Mendelssohn, que también pasó por D´Indy llega a Ben-Haim cargado ya no de exostismos, sino de verdadero presagio de la mecanización que se avecinaba. En esto Tchaikovsky algo tiene que ver, ya que esa sensación de apabullante movilidad perpetua la encontramos en su Sinfonía Patética. Sin duda, soberbia música que logra articular su propia impronta, pese a tantos referentes cruzados...

Desde youtube. 


Acá un vídeo del segundo movimiento